De metal en bruto a hilo fino y brillante: la transformación vivencial de operarios en la industria metalúrgica
Ya sabéis que en FormAcció nos apasionan las organizaciones, por suerte nuestros clientes nos permiten acercarnos a las suyas, y por ello, conocemos en profundidad algunos sectores productivos y del ámbito público.
Y es cierto, que tenemos pocos clientes del ámbito industrial auténtico, puro y duro. Por eso, cada vez que La Farga Group se pone en contacto con nosotros para intervenir en sus equipos, nos recorre un qué sé yo, un yo que sé, se nos hace un poco un nudo en el estómago, por la emoción ante el reto, las ganas de aprender y la intención de superar con creces las expectativas del cliente.
Durante el primer trimestre de este año 2017, hemos vivido una gran experiencia de formación y aprendizaje, junto a los operarios coordinadores de esta industria dedicada a la fabricación y comercialización de semielaborados de cobre.
Por eso, antes de la formación paseamos un poco por el lugar, preguntamos al portero, a los jefes, esta es información relevante para comprender bien el trabajo y las personas. Las plantas de producción son un entorno que requiere un alto nivel de polivalencia, tomar decisiones rápidamente, muchísima atención ante la alta demanda de la producción, sin olvidar que la seguridad constituye un valor fundamental.
La experiencia formativa ha permitido a los operarios llevar las competencias propias del diccionario competencial a su puesto de trabajo, a través de un proceso caracterizado por actividades muy amenas, dinámicas participativas y vivenciales. No es lo mismo que te expliquen en una pizarra las seis características del trabajo de equipo, las tenéis en nuestro post anterior, por ejemplo, que las experimentes en tus propias carnes en ejercicios y retos divertidos, y que al mismo tiempo te hacen reflexionar.
Aquí los podéis ver construyendo conjuntamente un “acueducto”. Las conclusiones de la actividad generan un símil con el trabajo y además de analizar actitudes personales, se identifica de manera grupal buenas prácticas y recomendaciones.
Nos gusta pensar que la evolución del grupo ha sido parecida a la que experimenta un lingote de cobre, material en bruto, muy preciado, que tras pasar por todo el proceso de trabajo, se convierte en hilo muy fino de alto valor añadido, listo para ser “conductor” de la energía transformadora.
Los operarios son gente altamente profesional y comprometida con sus resultados a pesar de ello, algunos entraron al curso con cierta actitud tosca, curtida por los turnos y la temperatura del horno. A lo largo de las seis semanas de curso, las actividades formativas han sido los útiles que han permitido transformar los lingotes en barra y en cable, cada vez más fino: a cada actividad, los participantes reflexionaban y sacaban conclusiones para aplicar a sus situaciones cotidianas. Aprendían a transformar la queja en crítica constructiva, en propuesta de mejora, en cambios en su zona de control y de influencia. Muchos han sido los ejemplos de la transformación, donde el cobre cada vez más fino sacaba a luz su brillo. Las entrevistas apreciativas finales han permitido sacar a luz la motivación profunda que tienen, y las ganas de conseguir resultados como un solo equipo, dejando a un lado comparaciones y competición estéril.
“He aprendido a tener más paciencia y comunicar con más calma con mis compañeros”, comenta uno de los participantes durante el curso. “Noto la diferencia, siento menos estrés y el trabajo en equipo me permite delegar tareas con la confianza de un buen resultado para todos”. “Me voy a poner como objetivo cero infortunios” Estos comentarios hablan del mayor grado de consciencia que tienen los operarios acerca de su trabajo y nos satisfacen sobremanera.
Nuestra sensación ha sido que, detrás de una coraza muy humana y por lo tanto, a veces resistente a los cambios, se ha ido asomando su sensibilidad, su motivación y sus ganas de colaborar. Transformar los grupos de trabajo en equipos es uno de los pilares fundamentales de este proceso de cambio, y los operarios así lo han demostrado. Con esfuerzo, paciencia y escucha activa. Con la propuesta de generar espacios de feedback positivo, y de colaboración sin presión. Como dijo uno de los participantes en la sesión de cierre, “vamos todos a una, como en una furgoneta, carretera y manta y adelante!”.
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